martes, 14 de abril de 2009

ME MIRO EN EL ESPEJO, ME QUIERO CONOCER...

La vida de los otros. Ese es el nombre con el que el director alemán Florian Henckel von Donnersmarck selló a su opera prima. Quizás también podría ser la forma de llamar al lugar común donde suelen caer las miradas de cada uno de los argentinos si se trata de señalar un culpable.

A la hora de realizar un análisis que intente dar cuenta de los problemas que nos invaden, elegimos cerrar los ojos y mirar hacia la vida de los otros; como si poco tuviésemos que ver en los problemas que estamos involucrados como padres, como hijos, amigos, estudiantes, ciudadanos, o como cual fuese el rol que nos tocase ejercer en tanto miembros que somos de algo a lo que debes en cuando podemos llamar sociedad.

Preferimos evitar estacionar en algún sitio donde sea posible cargar combustible espiritual para poder examinar nuestro interior en el seno de la vida cotidiana. Pero hay ocasiones en las que es necesario. Y hay que entender que el cambio empieza por dentro: por un lavado de alma, donde el jabón empolvo sea el encargado de juzgar nuestro accionar diario, del cual, sólo nosotros, somos artífices. Que los logros son batallas personales resuena constantemente, pero ¿qué hay de los errores? ¿Son propios del enemigo o conviven en el interior de todas y de cada una de las partes que componemos al Estado Argentino?

“La llave está en nosotros”, responde a este simple interrogante encubierto por una respuesta tan compleja, el periodista y autor del libro el Combustible espiritual, Ari Paluch. Y nos invita en su obra a emprender un viaje en el que aprendamos a cuestionarnos y a entender nuestro rol como miembros de cada una de las instituciones que componemos. “Perdón parece ser la palabra más difícil”, llama a un capítulo de su libro, al tiempo que llama a una reflexión global.

Las respuestas no descansan en los ojos de otra persona, ni se acotan a las corrupciones de cada uno de los políticos que se sentaron en el sillón presidencial, simplemente hay que comenzar por buscarlas en quién está frente a nuestro espejo hoy.
Stephanie Maia Hindi

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