Se hunde el barco, el capitán lo sabe, pero no dice nada. La tripulación comienza a sentir que la máquina se inclina hacia la derecha y el timón es indomable. Queda poco tiempo para evacuar, pero la orden del capitán no llega. Los marineros están desesperados y el comunicador por excelencia, el que con valentía sube a la punta más alta de la flota, lanza sus últimos gritos de alerta. Pero
el capitán
niega lo evidente.
Una historia que nunca acaba, que fue leída por los argentinos durante los últimos dos años. La leyeron en sus diferentes versiones, pero siempre con el mismo argumento, en los diarios cuando
los expertos alarmaban sobre el avance del dengue o la
aparición de la gripe A. Mientras crecía el pánico, observaban
la negación de la ‘capitana’ del Estado que en sus discursos,
en vez de advertir sobre los riesgos sanitarios, anunciaba la utilización de los fondos del ANSES y otras medidas polémicas, como el adelantamiento de las elecciones.

El Gobierno Nacional debería entender que las medidas preventivas tienen mejor efecto que las paliativas.
No es la primera enfermedad que afecta a la población en gran escala, pasó en 1871 con la
fiebre amarilla, que afectó a 45 mil habitantes de Buenos Aires en sólo 4 meses, en 1996 la epidemia de
Cólera y actualmente se contagian alrededor de
300 mil personas por año por gripe estacional. Sin embargo,
todavía no se creó un fondo para este tipo de emergencias.
¿
Soluciones preventivas? Una medida óptima pudo haber sido
incrementar el presupuesto asignado a la salud, que bajó
8 % en 2009 en comparación con el año anterior. Un gobierno que no invierte en la salud y que no incrementa el presupuesto de los hospitales, no se preocupa verdaderamente por el bienestar de su población.
La negación es un mecanismo de defensa que se define por negar la realidad. Seguramente,
cuando comenzó la tormenta el capitán
optó por tener prudencia y no alarmar a sus marineros.
Posiblemente,
el mismo mecanismo utilizó Cristina Fernández de Kirchner cuando pasó por alto las recomendaciones de la ex ministra de Salud,
Graciela Ocaña, que advirtió la necesidad de tomar medidas drásticas, como declarar la emergencia sanitaria antes de las elecciones. En su reemplazo quedó
Juan Luis Manzur, que tampoco logró tener mayor injerencia en el Ejecutivo.
Bien Julieta
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